El satelite Lemu Nge («Ojo del Bosque» en mapudungun) permitirá monitorear con alta precisión los bosques del sur de Chile y de wallmapu, donde capturará imágenes hiperespectrales desde la Estación Experimental en Frutillar, en la Región de Los Lagos, facilitando el estudio de diversas especies.
Monitorear los bosques con mayor detalle, lograr una imagen satelital de primer nivel y estudiar las diversas especies del sur de Chile son algunos de los objetivos tras el lanzamiento al espacio del satélite Lemu Nge («Ojo del Bosque» en mapudungun), de la startup Lemu y con el cual la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza (FCFCN) de la Universidad de Chile tiene un convenio de investigación y colaboración para el estudio de los bosques.
“El valor que tiene es que es el primer satélite nacional en el cual podemos medir con alta precisión la variación espectral de los ecosistemas. ¿Qué significa eso? Significa que vamos a poder distinguir de mejor forma vegetaciones que son distintas de otras”, comenta el profesor Jaime Hernández, director del Laboratorio de Geomática y Ecología del Paisaje (GEP) de la FCFCN.
El satélite fue lanzado el pasado 17 de agosto al espacio y cuenta con una cámara hiperespectral de alta definición, que mide 32 bandas espectrales entre 450 y 900 nanómetros, que le permite capturar detalles que son imperceptibles al ojo humano. “El monitoreo de los ecosistemas se hace de manera más precisa. Y como el Lemu Nge puede controlar dónde va a estar dirigida la visualización, de dónde vamos a obtener las imágenes, se pueden focalizar los ecosistemas que se quieren monitorear”, complementa el profesor Hernández.
Así, en palabras del especialista, el satélite permitirá identificar de mejor manera los diferentes tipos de vegetaciones y monitorear en el tiempo el vigor de especies. “Podemos calcular muchos índices, más de los que uno puede calcular con los sensores normales. El conjunto de esos índices espectrales indica el estado hídrico de la planta, el vigor fotosintético y varios otros indicadores de la salud de las plantas en el tiempo”, destaca el profesor Hernández.
Dentro de los objetivos del satélite está observar a cabalidad las diversas especies que abundan en la Estación Experimental Frutillar de la FCFCN, ubicada en la Región de Los Lagos. Esta zona, según el académico Jaime Hernández, “es uno de los lugares de Chile con mayor biodiversidad de árboles en términos del número de especies que hay ahí, a nivel del país. O sea, en Frutillar tenemos más de 60 especies en 30 hectáreas. Tenemos prácticamente todas las especies del género Nothofagus y gran parte de las especies del bosque laurifolio. Además, tenemos plantaciones de una gran cantidad de coníferas y latifoliadas”, dice el experto.
Y agrega que: “Por lo tanto, es un laboratorio natural increíblemente rico en variedad de especies sobre el cual podemos probar los métodos para identificar diferentes especies con los datos hiperespectrales de Lemu Nge. Y además, saber si podemos o no monitorear su fenología y estado de salud en el tiempo”, complementa el experto.
Fases de medición
No todo es inmediato en cuanto a la toma de muestras, datos y monitoreo. Incluso, hay distintas etapas para lo que se podría denominar la “instalación” del satélite en órbita y el trabajo de imágenes. En una primera fase, explica el profesor Hernández, tiene que establecerse una comunicación y un control terrestre de lo que está haciendo el satélite en términos de la órbita. Es decir, ubicarse en la posición correcta desde donde tomará y enviará las imágenes y todo tipo de información.
“La fase número 2 es calibrar los datos que te está entregando el satélite. Es decir, el satélite te está indicando que hay tal reflectancia espectral desde esta cobertura vegetal. Hay que ir a algunos de esos lugares con un sensor, con un radiómetro de campo, medirlo y efectivamente saber si lo que te está diciendo el satélite está bien o tiene algún sesgo. Si hay sesgos, hay que corregirlo. O sea, se requiere una calibración basada en datos de terreno”, detalla el académico sobre este proceso que puede durar semanas.
Una vez que se controlan, precisan y eliminan las imperfecciones en la medición de los datos entregados por el satélite, es cuando se puede publicar o entregar todo este monitoreo al usuario final. Así, tanto las especies nativas como exóticas serán analizadas de manera permanente para realizar un estudio claro y preciso respecto de sus propiedades y características, abriendo el abanico de posibilidades de estudio y desarrollo investigativo.
“Me parece una excelente oportunidad de colaboración tecnológica. Porque nosotros en la universidad tenemos expertise, sobre todo en vegetación, y sabemos cuáles son los problemas que hay que solucionar. Y si tenemos una herramienta, un sensor como Lemu Nge, bueno, es la combinación perfecta entre una buena herramienta y los problemas a solucionar. Yo creo que ese calce puede resultar en un avance tecnológico importante para el país”, cierra el experto.